Sobre mi
Desde que tengo memoria, la música ha sido parte de mi vida. De pequeño, me pasaba horas en el suelo, golpeando cualquier cosa que hiciera ruido. No era solo hacer escándalo (bueno, un poco sí), era explorar sonidos, jugar con ritmos y sentir esa magia que tiene la música.
Años después, descubrí los handpans y me volaron la cabeza. Su diseño simple y esos sonidos profundos y envolventes me atraparon por completo. Siempre me había gustado la percusión, pero esto era otro nivel.
Cuando quise comprar uno, me encontré con la realidad: costaban más de 2000 euros y había listas de espera de años. Así que me dije: "Si no puedo comprarlo, lo hago yo". Y allá fui.
Me puse manos a la obra en mi taller, investigando y probando. No fue nada fácil. Trabajar con metal, encontrar el equilibrio entre dureza y flexibilidad, entender las afinaciones... Fue un proceso de prueba y error (y muchos fallos).
Hasta que un día, después de meses de intentos fallidos, logré crear mi primer TAMdrum. Era 2010. Lo mejor de todo es que lo hice reutilizando bombonas de gas en desuso. Descubrí que esos recipientes tenían una resonancia especial, algo que no había conseguido con otros materiales. Además, me encantó la idea de darles una segunda vida.
Era un tambor sencillo, pero para mí, era una joya. Lo llevé a una reunión con amigos y lo toqué. La reacción fue inmediata: a todos les encantó el sonido y la paz que transmitía. Ahí supe que había creado algo especial.
Con ese empuje, decidí hacer más TAMdrums. Al principio, para amigos y conocidos, y poco a poco empezaron a llegar pedidos de todo el mundo. Cada TAMdrum es único, hecho a mano con mucho cariño y dedicación.
Hoy, ver a gente de diferentes países tocando un TAMdrum y dejándose llevar por su sonido es algo que me llena de alegría. Porque no se trata solo de hacer música, sino de crear momentos de calma en medio del caos del día a día.
Decidir fabricar y compartir los TAMdrums ha sido una de las mejores decisiones de mi vida. Me ha permitido unir mi pasión por la música con el deseo de aportar algo bonito al mundo. Y, sobre todo, me ha demostrado que cuando sigues tu pasión con ganas y perseverancia, pueden salir cosas increíbles.
Y nada de esto habría sido posible sin ustedes. A todos los que han confiado en mi trabajo, que han vibrado con el sonido de un TAMdrum y que me han permitido vivir de lo que amo... ¡GRACIAS! Gracias por el apoyo, por compartir su música y por hacer de esta locura una realidad. ¡Nos vemos entre notas y vibraciones!